miércoles, 21 de mayo de 2008

reconquista siglo XV

Ariel Luján Matías Scaravaglione
ESPAÑA SIGLO 15 “RECONQUISTA”

-- Mapa de las religiones. Siglo XV. -------------------- --------
Los Reyes Católicos y la unidad de España
Los nobles contrarios a Isabel consiguieron que el rey de Portugal entrara en acción continuando la guerra de sucesión. Alfonso V de Portugal, no necesitó que le insistieran demasiado y aceptó la mano de Juana la Beltraneja, su sobrina, que contaba, tan solo, trece años de edad, tal era su interés por unir Castilla a Portugal. Alfonso penetró en Castilla con un gran ejército, pero Isabel supo organizar los combates y se convirtió en el alma de sus tropas. Tras una derrota ante los muros de Toro, Isabel, que no se dejo amilanar, reorganizo sus efectivos y Fernando conseguiría una derrota aplastante de los portugueses que se habían fortificado en Toro (1476).
Isabel fue confirmada como reina por las Cortes de Madrigal (1476) y otorgó perdón a todos aquellos que le rindieran homenaje. Con aquella medida, se empezaron a debilitar las lealtades de villas y ciudades a la Beltraneja. En 1479, Alfonso V intentó de nuevo el asalto a Castilla, pero fue definitivamente derrotado por Fernando, en Albuera, cerca de Mérida, el 24 de febrero de1479. La paz definitiva se firmó en Alcaçovas ese mismo año y Juana ingresó, a sus dieciseis años, en el convento de Santa Clara de Coimbra donde murió cincuenta años después. La historia no ha sido justa con esta criatura, cuya paternidad real fue puesta en duda y cuya madre, un tanto pendón, fue la hermana de Alfonso V de Portugal.
Firmada la paz con Portugal, Isabel y Fernando y su primer hijo, Juan, nacido en 1478, se trasladaron a Aragón y, de allí, a Cataluña y Valencia. En todos los reinos se les agasajó y rindió homenaje por las respectivas Cortes. Al fin, se lograba la unidad dinástica entre Castilla, León, Aragón, Cataluña y Valencia. Castilla, cuando Isabel subió al trono, estaba compuesta por los reinos de Asturias, Galicia, León, las provincias vascas y Valencia, Andalucía (excepto el reino árabe de Granada) y Murcia. Esta enorme extensión de tierras y habitantes hacían de Castilla el reino más poderoso de la Península, pero la nefasta gobernación anterior había degradado el papel de la corona y la autoridad real era incapaz de dominar a la levantisca y ambiciosa nobleza. Si a la importancia de Castilla se añadían los reinos patrimoniales de Fernando, heredados a la muerte, en 1479, de su padre Juan II, que abarcaban desde los Pirineos hasta Valencia, además de Baleares, Cerdeña y Sicilia, los dominios de los Reyes Católicos habían cobrado tal importancia que era menester meter en cintura a las fuerzas vivas de Castilla. Por tanto, se entregaron a la tarea de restaurar el orden y la autoridad real.
Isabel comenzó por sustituir en las tareas de gobierno a muchos de los nobles por otros servidores más capaces, aunque fueran de clase inferior. Se reformó la justicia y se impulsó la vigilancia de la Santa Hermandad (1476), para combatir a ladrones y a otros forajidos que tenían atemorizados a los campesinos. Solo en Galicia, se arrasaron más de trescientas guaridas-fortificadas y 15.000 delincuentes tuvieron que abandonar el reino. Se corrigieron, en parte, los abusos del clero y se desposeyó a la nobleza de la mitad de las rentas que habían usurpado desde 1464. Una parte de esas rentas fueron distribuidas entre las viudas y huérfanos de los soldados que habían muerto en la guerra de sucesión y con es medida se ganó la adoración del pueblo.
Los nobles intentaron un último acto de rebeldía, pero la enérgica reina no se dejó amedrentar y les dijo: "Podéis seguir en la corte o retiraros a vuestras posesiones, como gustéis; pero mientras Dios me conserve en el puesto a que he sido llamada, cuidaré de no imitar el ejemplo de Enrique IV, y no seré un juguete de mi nobleza". Comenzaba a perfirlarse el modelo de monarquía absoluta que, en pocas décadas, se consolidó en toda Europa, modelo que supuso el nacimiento de los primeros tecnócratas al servicio directo del monarca y no pocos enfrentamientos con la nobleza.
Las Ordenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara, habían alcanzado un extraordinario poder político y económico durante la reconquista, recibían una renta que superaba en su conjunto el millón de ducados y podían movilizar miles de soldados. Poseían castillos y conventos fortificados por toda la geografía del reino y elegían a sus Maestres internamente. Isabel consiguió que los reyes de Castilla ostentaran la dignidad de Grandes Maestres de las Ordenes y que los papas, que detentaban, hasta entonces, ese privilegio lo perdieran. Igualmente actuó contra los privilegios del episcopado, reservando al Papa, únicamente, la ratificación de los prelados previamente designados por el rey, y no su designación. Con ello pudo controlar los abusos del clero y, bajo la dirección del Cardenal Cisneros, acometió una profunda revitalización de la vida eclesiástica y la dignificación del episcopado.
El Consejo Real se transformó en un órgano ejecutivo de gobierno y asesor de los monarcas y a él se vinculó la dirección de la Mesta. Se creo el cargo de corregidor, como representante del trono en las ciudades. Se convirtió el ejército en permanente y profesional y se le dotó de nuevos medios de guerra, como fue la artillería. Se crearon los Hospitales de la Reina que, situados en la retaguardia, contenían material y personal de atención a los heridos en el campo de batalla.
Fernando siempre se mostró solidario con la política de su esposa y apoyó con su sagacidad política y consejos las drásticas reformas introducidas en el reino de Castilla. Ambos monarcas estaban de acuerdo en destruir el poder islámico, en España, y en unificarla bajo la religión católica. Esto suponía la guerra total contra el reino de Granada, una larga lucha de once años, iniciada en 1481, en la que vencieron gracias a su tesón y coordinada actuación.
La Conquista de Granada
En 1476, el rey granadino Abul Hasán Alí, al que los cristianos llamaban Muley Hacén (el pico del Mulhacén, en Sierra Nevada, tiene 3.400m de altura) recibió al recaudador de Fernando con las siguientes palabras:
"Dile a tu rey que los que pagaban tributo han muerto, y que en Granada no se fabrican ya, para los cristianos, más que hierros de lanzas y hojas de cimitarras".
En 1481, los musulmanes asaltaron la fortificación castellana de Zahara de los Atunes y ocuparon la zona. Ante esta última provocación, los Reyes Católicos declararon la guerra a los granadinos; una penosa y larga contienda, pues debido a la estratégica situación de la capital del reino, Granada estaba rodeada de fortificaciones, fue necesario, primero, ir conquistado otras plazas de menor importancia y también los distintos puertos, para evitar las ayudas procedentes del norte de Africa, de forma que, una vez establecido el bloqueo la ciudad sitiada, ésta se rindiera, perdida la esperanza de cualquier ayuda exterior.
La desunión de los granadinos, enfrentados en guerra civil entre los partidarios de Muley Hacén, Zegríes, y los de su hijo Boabdil, Abencerrajes, favoreció las conquistas cristianas. Boabdil se impuso a su padre que huyó a Málaga (1483), donde su autoridad era todavía reconocida. Al Zagal, hermano del anciano y depuesto rey, pactó con Boabdil el reparto del reino, se instaló en la Alhambra y Boabdil lo hizo en el Albaicín, hasta que, en 1487, éste consiguió el dominio total de Granada; pero las luchas intestinas continuaron.
Málaga fue tomada en 1487 y, tras un duro estado de sitio, Al Zagal entregó Guadix y Almería (1489) y emigró al Magreb, donde fue despojado de las riquezas que los reyes le habían permitido llevar en su exilio. Con esto, Granada y sus doscientos mil habitantes quedaban aislados y sitiados.
El 28 de noviembre de 1491, tras largas negociaciones de Gonzalo Fernandez de Córdoba, El Gran Capitán, con los granadinos, se llegó a un acuerdo de rendición de la ciudad. A Boabdil se le reconocía el gobierno independiente de un pequeño territorio en las Alpujarras, mientras que los habitantes de Granada quedaban en libertad de emigrar a Africa o de quedarse en España, siéndoles respetadas sus propiedades, idioma y religión. El 2 de enero de 1492, Isabel y Fernando, acompañados de un nutrido séquito entraba en La Alhambra, donde les esperaba Boabdil, para hacerles entrega de las llaves de la ciudad. La unión de los reinos interiores era, de nuevo, una realidad indiscutible, pero quedaba mucho por hacer.


Conclusión:

Reconquista, término que designa la actividad militar llevada a cabo por los núcleos políticos cristianos de la península Ibérica, en el transcurso de los siglos VIII al XV, con la finalidad de recuperar el territorio que, con anterioridad, había sido ocupado por los musulmanes.

miércoles, 14 de mayo de 2008

España Siglo 15 "Reconquista"

Ariel Luján Matías Scaravaglione
ESPAÑA SIGLO 15 “RECONQUISTA”

La ayuda material y la sagacidad política del reino de Aragón hicieron prevalecer los derechos de Isabel, que ya se había autoproclamado reina propietaria de Castilla, en Segovia (13.12.74), a las pocas horas de fallecido el rey Enrique. Tenía veintitrés años de edad y Fernando, que se hallaba ocupado en la guerra de recuperación del Rosellón, en apoyo de su anciano padre, no asistió a la ceremonia de proclamación. Cuando Fernando, a su regreso, pretendió ser reconocido rey de Castilla, por su condición de descendiente de la casa Trastamara, su esposa le convenció de que no era conveniente crispar los ánimos de los castellanos ante la guerra de sucesión que se avecinaba. En 1475, se firmó la Concordia de Segovia, por la que se estableció la parte que a cada uno le correspondía en la gobernación del reino, pacto que se institucionalizó en el lema "TANTO MONTA", (y añadíamos: "MONTA TANTO, ISABEL COMO FERNANDO").
Atrás quedaba aquella niña, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, nacida en Madrigal de las Altas Torres, el 27 de abril de 1451. A los cuatro años, tras la muerte de su padre, quedó bajo la tutela materna hasta que la reina perdió la razón, enfermedad que heredaría su nieta Juana I de Castilla. Isabel creció alejada de la pompa de la corte de Enrique IV y contó con la inestimable educación en retórica, filosofía e historia que se encargó de impartirle Beatriz Galindo, La Latina. Por su educación y dedicación a la lectura y el estudio, sintió poca afición por las cosas frívolas y se forjó un carácter magnánimo y justiciero. Vivió la humillante presión de la nobleza, encabezada por el marqués de Villena, sobre el rey y sobre ella misma. Se le propuso que contrajese matrimonio con Pedro Girón, maestre de la Orden de Calatrava, pero se opuso con energía. La muerte de este último, al parecer envenenado, frustró los deseos de su hermano. De estas experiencias nació su creciente oposición a la influencia de ciertos nobles en los asuntos de la corte.
--------- -- Mapa de las religiones. Siglo XV. -------------------- --------
Los Reyes Católicos y la unidad de España
Los nobles contrarios a Isabel consiguieron que el rey de Portugal entrara en acción continuando la guerra de sucesión. Alfonso V de Portugal, no necesitó que le insistieran demasiado y aceptó la mano de Juana la Beltraneja, su sobrina, que contaba, tan solo, trece años de edad, tal era su interés por unir Castilla a Portugal. Alfonso penetró en Castilla con un gran ejército, pero Isabel supo organizar los combates y se convirtió en el alma de sus tropas. Tras una derrota ante los muros de Toro, Isabel, que no se dejo amilanar, reorganizo sus efectivos y Fernando conseguiría una derrota aplastante de los portugueses que se habían fortificado en Toro (1476).
Isabel fue confirmada como reina por las Cortes de Madrigal (1476) y otorgó perdón a todos aquellos que le rindieran homenaje. Con aquella medida, se empezaron a debilitar las lealtades de villas y ciudades a la Beltraneja. En 1479, Alfonso V intentó de nuevo el asalto a Castilla, pero fue definitivamente derrotado por Fernando, en Albuera, cerca de Mérida, el 24 de febrero de1479. La paz definitiva se firmó en Alcaçovas ese mismo año y Juana ingresó, a sus dieciseis años, en el convento de Santa Clara de Coimbra donde murió cincuenta años después. La historia no ha sido justa con esta criatura, cuya paternidad real fue puesta en duda y cuya madre, un tanto pendón, fue la hermana de Alfonso V de Portugal.
Firmada la paz con Portugal, Isabel y Fernando y su primer hijo, Juan, nacido en 1478, se trasladaron a Aragón y, de allí, a Cataluña y Valencia. En todos los reinos se les agasajó y rindió homenaje por las respectivas Cortes. Al fin, se lograba la unidad dinástica entre Castilla, León, Aragón, Cataluña y Valencia. Castilla, cuando Isabel subió al trono, estaba compuesta por los reinos de Asturias, Galicia, León, las provincias vascas y Valencia, Andalucía (excepto el reino árabe de Granada) y Murcia. Esta enorme extensión de tierras y habitantes hacían de Castilla el reino más poderoso de la Península, pero la nefasta gobernación anterior había degradado el papel de la corona y la autoridad real era incapaz de dominar a la levantisca y ambiciosa nobleza. Si a la importancia de Castilla se añadían los reinos patrimoniales de Fernando, heredados a la muerte, en 1479, de su padre Juan II, que abarcaban desde los Pirineos hasta Valencia, además de Baleares, Cerdeña y Sicilia, los dominios de los Reyes Católicos habían cobrado tal importancia que era menester meter en cintura a las fuerzas vivas de Castilla. Por tanto, se entregaron a la tarea de restaurar el orden y la autoridad real.
Isabel comenzó por sustituir en las tareas de gobierno a muchos de los nobles por otros servidores más capaces, aunque fueran de clase inferior. Se reformó la justicia y se impulsó la vigilancia de la Santa Hermandad (1476), para combatir a ladrones y a otros forajidos que tenían atemorizados a los campesinos. Solo en Galicia, se arrasaron más de trescientas guaridas-fortificadas y 15.000 delincuentes tuvieron que abandonar el reino. Se corrigieron, en parte, los abusos del clero y se desposeyó a la nobleza de la mitad de las rentas que habían usurpado desde 1464. Una parte de esas rentas fueron distribuidas entre las viudas y huérfanos de los soldados que habían muerto en la guerra de sucesión y con es medida se ganó la adoración del pueblo.
Los nobles intentaron un último acto de rebeldía, pero la enérgica reina no se dejó amedrentar y les dijo: "Podéis seguir en la corte o retiraros a vuestras posesiones, como gustéis; pero mientras Dios me conserve en el puesto a que he sido llamada, cuidaré de no imitar el ejemplo de Enrique IV, y no seré un juguete de mi nobleza". Comenzaba a perfirlarse el modelo de monarquía absoluta que, en pocas décadas, se consolidó en toda Europa, modelo que supuso el nacimiento de los primeros tecnócratas al servicio directo del monarca y no pocos enfrentamientos con la nobleza.
Las Ordenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara, habían alcanzado un extraordinario poder político y económico durante la reconquista, recibían una renta que superaba en su conjunto el millón de ducados y podían movilizar miles de soldados. Poseían castillos y conventos fortificados por toda la geografía del reino y elegían a sus Maestres internamente. Isabel consiguió que los reyes de Castilla ostentaran la dignidad de Grandes Maestres de las Ordenes y que los papas, que detentaban, hasta entonces, ese privilegio lo perdieran. Igualmente actuó contra los privilegios del episcopado, reservando al Papa, únicamente, la ratificación de los prelados previamente designados por el rey, y no su designación. Con ello pudo controlar los abusos del clero y, bajo la dirección del Cardenal Cisneros, acometió una profunda revitalización de la vida eclesiástica y la dignificación del episcopado.
El Consejo Real se transformó en un órgano ejecutivo de gobierno y asesor de los monarcas y a él se vinculó la dirección de la Mesta. Se creo el cargo de corregidor, como representante del trono en las ciudades. Se convirtió el ejército en permanente y profesional y se le dotó de nuevos medios de guerra, como fue la artillería. Se crearon los Hospitales de la Reina que, situados en la retaguardia, contenían material y personal de atención a los heridos en el campo de batalla.
Fernando siempre se mostró solidario con la política de su esposa y apoyó con su sagacidad política y consejos las drásticas reformas introducidas en el reino de Castilla. Ambos monarcas estaban de acuerdo en destruir el poder islámico, en España, y en unificarla bajo la religión católica. Esto suponía la guerra total contra el reino de Granada, una larga lucha de once años, iniciada en 1481, en la que vencieron gracias a su tesón y coordinada actuación.
La Conquista de Granada
En 1476, el rey granadino Abul Hasán Alí, al que los cristianos llamaban Muley Hacén (el pico del Mulhacén, en Sierra Nevada, tiene 3.400m de altura) recibió al recaudador de Fernando con las siguientes palabras:
"Dile a tu rey que los que pagaban tributo han muerto, y que en Granada no se fabrican ya, para los cristianos, más que hierros de lanzas y hojas de cimitarras".
En 1481, los musulmanes asaltaron la fortificación castellana de Zahara de los Atunes y ocuparon la zona. Ante esta última provocación, los Reyes Católicos declararon la guerra a los granadinos; una penosa y larga contienda, pues debido a la estratégica situación de la capital del reino, Granada estaba rodeada de fortificaciones, fue necesario, primero, ir conquistado otras plazas de menor importancia y también los distintos puertos, para evitar las ayudas procedentes del norte de Africa, de forma que, una vez establecido el bloqueo la ciudad sitiada, ésta se rindiera, perdida la esperanza de cualquier ayuda exterior.
La desunión de los granadinos, enfrentados en guerra civil entre los partidarios de Muley Hacén, Zegríes, y los de su hijo Boabdil, Abencerrajes, favoreció las conquistas cristianas. Boabdil se impuso a su padre que huyó a Málaga (1483), donde su autoridad era todavía reconocida. Al Zagal, hermano del anciano y depuesto rey, pactó con Boabdil el reparto del reino, se instaló en la Alhambra y Boabdil lo hizo en el Albaicín, hasta que, en 1487, éste consiguió el dominio total de Granada; pero las luchas intestinas continuaron.
Málaga fue tomada en 1487 y, tras un duro estado de sitio, Al Zagal entregó Guadix y Almería (1489) y emigró al Magreb, donde fue despojado de las riquezas que los reyes le habían permitido llevar en su exilio. Con esto, Granada y sus doscientos mil habitantes quedaban aislados y sitiados.
El 28 de noviembre de 1491, tras largas negociaciones de Gonzalo Fernandez de Córdoba, El Gran Capitán, con los granadinos, se llegó a un acuerdo de rendición de la ciudad. A Boabdil se le reconocía el gobierno independiente de un pequeño territorio en las Alpujarras, mientras que los habitantes de Granada quedaban en libertad de emigrar a Africa o de quedarse en España, siéndoles respetadas sus propiedades, idioma y religión. El 2 de enero de 1492, Isabel y Fernando, acompañados de un nutrido séquito entraba en La Alhambra, donde les esperaba Boabdil, para hacerles entrega de las llaves de la ciudad. La unión de los reinos interiores era, de nuevo, una realidad indiscutible, pero quedaba mucho por hacer.

Problemas de la monarquia en el siglo XV español

Gabriel Valiente, Jonathan Benitez




Trabajo Practico de historia :

Problemas de la monarquia en el siglo XV español.





INTRODUCCION:
En la segunda mitad del siglo XV, un nuevo acontecimiento provocará, si bien a medio plazo, la simplificación (y por tanto unificación) de las estructuras políticas medievales: el matrimonio del príncipe Fernando, hijo de Juan II de Aragón, y la princesa Isabel, hermana de Enrique IV de Castilla, conocidos, tras su no poco conflictivo acceso a sus respectivos tronos, como los Reyes Católicos. La unión dinástica no implicó la unificación política, pues cada estado conservó sus estructuras políticas, económicas, peculiaridades culturales y ámbito de influencia internacional. Paralelamente, ampliaron los dominios de la monarquía: entre 1484 y 1496 conquistaron las Canarias, en 1492 el reino de Granada, en 1512 ocuparon militarmente Navarra y desde 1492 se había iniciado la conquista y colonización de las Indias occidentales (América).
Tras una serie de vicisitudes familiares, el primogénito de la princesa Juana (casada con el archiduque Felipe el Hermoso), conocido como Carlos I de España y V de Alemania, logró unificar finalmente bajo un mismo poder el conjunto de territorios que habían pertenecido a la Corona de Castilla y a la Corona de Aragón, además de la herencia paterna (los Países Bajos y el Franco Condado y la de su abuelo paterno (Austria, Estiria y el Tirol). Para finalizar, en 1519 fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Nacía así la época de los Austrias



Los siglos XIV y XV estuvieron marcados por una profunda crisis demográfica, económica y política. En Castilla la crisis tuvo su apogeo en el siglo XIV, mientras que en Aragón y Cataluña el momento peor fue el siglo XV.Crisis demográfica Las malas cosechas se repitieron a lo largo de estos siglos. Las técnicas agrícolas no habían evolucionado lo suficiente para evitar los estragos causados por la mala climatología.
El ciclo se repitió varias veces: malas cosechas, escasez de alimentos, carestía, hambre. En esas circunstancias de desnutrición, la población era fácilmente atacada por las epidemias. La Peste Negra 1348-1851 fue la más brutal, pero no la única. Se estima que en algunas zonas la población descendió entre el 20 y el 40%.Crisis económica Crisis demográfica golpeó duramente a una agricultura que no había evolucionado tecnológicamente. Amplias zonas se despoblaron, reduciéndose las tierras puestas en cultivo a la vez que, en muchas zonas, escaseaba la mano de obra campesina. El descenso de las rentas de los grandes propietarios, la nobleza, fue la lógica consecuencia de esta situación.Esta nueva situación (falta de mano de obra, zonas despobladas y tierras no cultivadas que podían ser utilizadas para pastos) llevó a que en Castilla la ganadería transhumante ovina se impusiera como principal actividad económica. Los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, asociación de los grandes ganaderos castellanos fundada por Alfonso X el Sabio en el 1273, aumentaron notablemente.La artesanía también entre en declive ante el descenso de la demanda provocado por el descenso demográfico y el empobrecimiento de la población.
El comercio fue la actividad menos afectada por la crisis:
El comercio castellano continuó creciendo. Basado en la exportación de lana y la importación de productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a Flandes..
El comercio catalán en el Mediterráneo , se basó en la exportación de productos textiles y la importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo XIV, aunque decayó en el XV.
En estos siglos hubo importantes avances comerciales: ferias (Medina del Campo), consulados (catalanes por todo el mediterráneo), técnicas bancarias (letra de cambio, sociedades mercantiles)Crisis socialLa disminución de ingresos de la nobleza llevó a que los grupos sociales dominantes intensificaran la explotación del campesinado estableciendo nuevos y más duros derechos señoriales.
La reacción campesina llevó a diversos levantamientos en el siglo XV:
· Guerras irmandiñas en Galicia.
· Payeses de remensa en Cataluña. Este conflicto concluyó con Sentencia arbitral de Guadalupe de 1486 adoptada por Fernando el Católico. La sentencia puso fin a la última reminiscencia de la servidumbre medieval en España.
El malestar social dio lugar a otros tipos de conflicto. Conflictos sociales urbanos, como el que enfrentó a la Biga, alta burguesía, y la Busca, clases populares, en la Barcelona del siglo XV. Rebrote del antisemitismo que llevó a múltiples progroms contras las comunidades judías en el siglo XIV y XV . Como resultado de esta violencia, muchos judíos se convirtieron al cristianismo. Serán los conversos o cristianos nuevos.Crisis política
La crisis generalizada tuvo también su expresión política. El foco de conflicto principal fue la pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados, nobleza y clero, por la hegemonía política.
En Castilla hubo varios conflictos de gran gravedad:
· La guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo XIV trajo al trono a una nueva dinastía, los Trastámara, y significó el triunfo coyuntural de la nobleza
· Los reinados de Juan II y Enrique IV en el siglo XV se caracterizaron por múltiples conflictos. A Enrique IV le sucedió su hermana Isabel de Castilla.
En Aragón estalló la guerra civil al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalanes (1462-1472). La confluencia de esta guerra civil con los conflictos de los remensa en el campo y el de la Busca y la Biga en Barcelona dejaron al principado de Cataluña destrozado. A Juan II le sucedió Fernando de Aragón.

La España Cruzada

La España Cruzada



La cruzada contra el moro es en realidad el verdadero origen y objetivo de la llamada reconquista española, pero que en la práctica hizo posible la hegemonía castellana sobre otros Estados cristianos. Hay que tener en cuenta que la primera gran cruzada europea a Tierra Santa comenzó en 1095, cuando el papa Urbano II la predicó en Clermont, un tercio de siglo después del inicio de las cruzadas europeas a España, promulgada por el Papa Alejandro II el año 1063, que a su vez se iniciaron trescientos cincuenta años tras la conquista musulmana del 711.

El providencialismo del pensamiento cruzado se vio reforzado en su vertiente étnica y expansionista cuando convergió con la historiografía neogoda, la cual pretendía que la monarquía leonesa era una realeza goda exiliada de Toledo, y así pudieron seguir haciendo la historia feudal y étnica del pueblo visigodo, repitiendo y continuando la ya escrita por San Isidoro de Sevilla.

Esta concepción a la vez mesiánica y étnica será adoptada por Castilla, lo que le proporcionará una supuesta legitimación histórica para invadir y dominar a otros Estados -como Navarra en los años 1200, 1512, 1841 y 1876- que ni eran ni se consideraban sucesores de los godos.

La historiografía castellana del siglo XV fue influida por Alfonso García de Santa María, obispo de Burgos como su padre Salomón Halevi que antes había sido gran rabino de Castilla, pues para él la historiografía era un instrumento para facilitar a Castilla su autoidentificación y confusión premeditada con España y garantizarle la hegemonía peninsular. Por ello insistía en la impostura de la unidad política de Hispania desde la antigüedad y la continuidad ininterrumpida de la monarquía hispana nada menos que desde la prehistoria hasta el presente, elevando la ascendencia de la casa real goda hasta Hércules y, como no, en la misión providencial de los españoles como soldados de Cristo frente a los moros.

En esta misma línea, el obispo castellano Rodrigo Sánchez Arévalo, escribió la «Compendiosa historia hispánica», hacia 1470, donde establece una concepción de la historiografía hispana que debía servir de modelo y programa de acción imperial de España (Castilla), cuyas directrices coinciden con el pensamiento político español puesto en práctica desde finales del XV y durante todo el siglo XVI. Esta concepción providencialista y cruzada de la historia de España vendrá a ser adaptada y reformulada por algunos renacentistas españoles, que servirá a Castilla (España) por la divina providencia para lanzarse a una global aventura imperialista, bajo la bandera de la Monarquía católica universal.

La máquina militar del Estado feudal castellano, apoyada en el citado pensamiento político, se fue desarrollando durante siglos contra las demás realidades políticas vecinas y especialmente frente a los musulmanes españoles, desde 1063 a 1492. Una vez concluida la llamada “reconquista”, en realidad Cruzada contra el islam, no podían quedar ociosos y tuvieron que buscar un enemigo de recambio. Lo encontraron en los falsos conversos (judíos y moros), herejes y protestantes, pero también en los indígenas americanos que serían víctimas como una continuación del moro.

La Inquisición se encarga desde el siglo XV hasta el XIX de buscar a los nuevos enemigos de la así España permanentemente cruzada. El año 1498 Torquemada y otros dominicos pidieron a Fernando el Católico e Isabel que solicitaran al papa poderes inquisitoriales. Rápidamente los católico reyes crean y dotan de personal a la Primera Inquisición Real para Castilla, eligiendo a los inquisidores los propios monarcas y no el papa, dejando claro desde el primer momento que su objetivo era la fusión de la unidad religiosa, cultural y política. Tras la conquista de Navarra, dicha Inquisición tuvo un destacado papel de represor político. Así condenó entre 1565 y 1592 a varias decenas de protestantes a las hogueras después de ser detenidos en Pamplona. El origen de la persecución está en la acusación de protestantismo a las personas que pudieran colaborar con los reyes legítimos de Navarra, Juana de Labrit (1555-1572) y Enrique III (1572-1610).

La cruda realidad, como las derrotas españolas frente a Holanda e Inglaterra, puso de manifiesto la mentira de tal mesianismo, pero, sin embargo, no renunciaron a los falsos conceptos que les habían servido de base ideológica para la expansión imperial: la inventada existencia del «homo hispanicus» con su lengua el español, las «providenciales» fronteras naturales y el predeterminismo histórico, todo ello gracias a aquellos autores inventores del pasado.

Lo más preocupante es que desde finales del siglo XIX hasta hoy en día la historiografía española ha tomado de nuevo decididamente el testigo del carcomido mito de la Hispania visigoda, como base para la legitimación de una supuesta unidad territorial, social, cultural y política de la península ibérica bajo la hegemonía castellana, excepción claro está de Portugal, Andorra y Gibraltar. A pesar de que, en la realidad, los visigodos no dominaron en Vasconia, ni prácticamente en el Sureste donde estaban los “romanos” de Bizancio ni en el Reino Suevo al Noroeste durante mucho tiempo.

El discurso ideológico contemporáneo en España no ha logrado zafarse del aparentemente sempiterno espíritu de cruzada. Al socaire de una supuesta adecuación historiográfica, espoleada por los vientos del Estado liberal constitucional, echaron mano de lo fundamental de la dogmática de cruzada para rehacer el armazón mental de la gran-nación.

Sin embargo, en la Europa de hoy estos credos hegemonistas difícilmente van a tener cabida. Qué queda en la península escandinava de la dominación de alguno de sus pueblos sobre los demás, ya sean daneses, suecos, noruegos o finlandeses. Lo mismo ocurre en la península balcánica, en centroeuropa y ahora está ocurriendo ya en las islas británicas y en la península ibérica.

El discurso uniforme de la España Cruzada es mucho más versátil y acomodaticio de lo que comúnmente se pueda suponer; la panoplia de enemigos de la España, una y grande, va desde los moros hasta los terroristas, pasando por herejes, judíos, protestantes, ateos, masones, comunistas, republicanos y soberanistas.

La España cruzada se ha construido sobre el montaje necesario para estar dispuesta al ataque contra unos enemigos interiores o exteriores siempre más inventados que reales. Dicha dogmática se sustenta en la firme y ya vieja convicción de ser los únicos posesores de la verdad, ya sea bajo forma católica o agnóstica, por lo que no tienen que buscar la realidad ocultada o negada por ellos mismos. Hoy el nacionalismo de la España Cruzada está también asentado en una sedicente izquierda, que no cuestiona las claves del pensamiento único, la monarquía hispana y su marco constitucional, ahora conformada en esta peculiar variante peninsular del fraudulento Estado liberal y de los decimonónicos jacobinismo y chauvinismo, importados de Francia.



Hernan Baez y Leandro De Maio.

cartografia en el siglo XV

El siglo XV fue testigo de una constante expansión de la tierra conocida y, a su vez, de un desarrollo intelectual en el campo de la geografía que excedió la mera descripción física de los espacios para abundar también en los aspectos corográficos ( Descripción de un país, de una región o de una provincia).
Los viajes de exploración despertaron de su letargo de siglos el interés por la geografía; la cartografía, de la mano del conocimiento empírico, experimentó un impulso y un desarrollo formidable. Los mapas del siguiente período, ya en el siglo XVI, se convertirían en representaciones detalladas del medio en el que se desarrollaba la actividad humana. Además de señalar los accidentes geográficos, ilustraron los ambientes, el contenido de los espacios, las formas de vida animales y vegetales y los aspectos diferenciales de los grupos humanos que habitaban los territorios; realizando, en definitiva, un retrato integral del hábitat de las zonas descritas.
Esta cartografía pormenorizada que se pondría de manifiesto muy especialmente en los Atlas renacentistas, vino precedida por los viajes de exploración y descubrimiento que llevaron el confín del mundo mucho más lejos de lo que jamás había sido imaginado. Y en el principio de toda esta efervescencia viajera, geográfica y cartográfica estuvieron el interés comercial y los progresos técnicos aplicados a la navegación, especialmente el comercio de oro, gran acicate de los aventureros atlánticos, y la carabela, exponente máximo de la revolución náutica.
A ellos, por ser el impulso y la llave que abrieron el nuevo mundo, vamos a dedicar este capítulo.
La revolución náutica y comercio marítimo. Siglo XV
La necesidad de encontrar rutas comerciales y explorar nuevas tierras, ha sido desde siempre el verdadero motor de todos los viajes de exploración y descubrimiento de la historia.
A final de la Edad Media, Oriente seguía siendo el gran proveedor de las mercaderías que la sociedad europea demandaba. Las rutas comerciales marítimas que unían Europa con las Indias se habían desarrollado en el Mediterráneo -controladas por venecianos, genoveses y aragoneses-, y en el Índico, controladas por los árabes.
Puerto de Nápoles en el siglo XV
A lo largo del siglo XV, potencias emergentes como Portugal y más adelante Castilla, tenían poca opción de desarrollarse en las rutas acostumbradas, por ello fueron los primeros en volver la mirada a la ruta africana y al Atlántico sur. Y no fue mala elección, porque cuando la amenaza otomana fue estrangulando el comercio mediterráneo, la ruta atlántica estuvo preparada para tomar provechosamente el relevo y ambas naciones para convertirse en las potencias más ricas y poderosas del momento.

Puertos de Lisboa (arriba) y de Sevilla en el Guadalquivir, en el siglo XVI
El crecimiento de las ciudades y el mismo dinamismo económico de la población urbana condujo a incorporar al circuito comercial una importante variedad de mercaderías ‘modestas' - tejidos corrientes, colorantes textiles, cuero, madera, cestería, herramientas, objetos cerámicos, minerales diversos, ganado etc.- cuyo precio estaba al alcance de los habitantes de las ciudades, por lo que suscitaba una gran demanda. La combinación de lujo y necesidad resultaba muy rentable, cada barco que llegaba a puerto cargado de mercancías suponía un gran beneficio para quienes lo habían fletado.
En una época en la que el comercio marítimo era la principal fuente de acceso al lujo y a la riqueza, la rentabilidad de los negocios exigía que el transporte por mar se hiciera en cargamentos grandes, capaces de absorber el coste de los fletes y también de neutralizar las frecuentes pérdidas que se producían en las travesías a causa de los naufragios, los conflictos bélicos, la piratería o las actividades corsarias. A principio de la Edad Moderna era tal la demanda de mercaderías que los mismos comerciantes, a fin de dinamizar y proteger su negocio, optaron por hacerse armadores e invertir parte de sus beneficios en construir barcos cada vez más grandes, rápidos y seguros.
Capacidad, seguridad y velocidad eran las cualidades exigidas a las embarcaciones destinadas al transporte de mercancías. Estas cualidades no se daban fácilmente en un mismo tipo de navío; cada momento y cada proyecto requería un esfuerzo de conciliación entre la tecnología y la experiencia náutica a fin de conseguir la embarcación capaz de alcanzar con éxito el objetivo. En el siglo XV, aventurarse a navegar por el océano abierto, era todo menos seguro y para conseguirlo fue imprescindible dar un vuelco a los sistemas tradicionales de navegación.
En el umbral del siglo XV, las naves que surcaban el Mediterráneo cubrían trayectos cortos en un mar relativamente tranquilo, siguiendo derroteros cercanos a la costa. Eran ligeras y muy maniobrables. Tenían quilla y timón central, enarbolaban uno o dos palos y portaban brújula para orientarse y cartas náuticas para trazar los rumbos. La vela latina que aparejaban permitía navegar en ángulos de hasta 45º contra el viento, pudiendo navegar en casi cualquier circunstancia meteorológica; pero eran embarcaciones diseñadas para trayectos cortos en los que se llegaba a puerto casi cada día y no estaban preparadas para los largos recorridos que requería la navegación de altura.
Los barcos que en las mismas fechas recorrían la costa atlántica entre África y los puertos del norte de Europa, eran robustos y enarbolaban grandes velas cuadradas. Eran veleros muy resistentes, adecuados para viajes largos y navegación de altura. Pero el tipo de aparejo que utilizaban no servía para navegar contra el viento en ángulos inferiores a los 90º, razón por la que era demasiado aventurado viajar más al sur de las Canarias y sobrepasar el trópico arriesgándose a perder los vientos del Suroeste, sin cuyo impulso regresar a casa era sólo cuestión de suerte.
La gran revolución náutica nació de la síntesis de estos dos tipos de embarcación y recibió el nombre de Carabela. Fue un invento genuinamente portugués y su uso se generalizó a lo largo del siglo XV siendo ésta la nave que protagonizó los viajes de exploración y descubrimiento. Se construyeron de dos tipos. La carabela latina era de casco estrecho y poco tonelaje, ligera y muy manejable. Generalmente enarbolaba dos mástiles, a veces tres, y usaba vela latina. La carabela redonda era más grande y robusta, llevaba dos, tres y hasta cuatro mástiles y combinaba la vela cuadrada en proa con la triangular en el resto del aparejo.

Ambos modelos incorporaban ya el moderno timón de codaste, la brújula magnética, el astrolabio, el cuadrante, la ballestina y otros instrumentos nuevos que facilitaban la navegación, además de las más precisas cartas marinas. Todo aquello permitía controlar las rutas facilitando que naves de gran tonelaje alcanzaran velocidades apreciables y pudieran virar ágilmente contra el viento. Y, sobre todo, garantizando las opciones de regreso.

Portugal y el comercio del oro.
Portugal fue el primer país europeo que se lanzó a la exploración atlántica. A principio del siglo XV la independencia de Portugal respecto a Castilla estaba ya consolidada y la monarquía lusitana empezó a pensar en la expansión ultramarina. En 1415 conquistaron Ceuta siendo este hecho el punto de partida de la aventura descubridora portuguesa, que se centró en la costa occidental africana.
Cierto mito nunca bien documentado, atribuye el origen de la aventura atlántica a una supuesta escuela náutica fundada en Sagres por el infante Don Enrique de Avis y Lancaster (1394-1460), conocido por la historia como Enrique el Navegante. Se decía que en ella reunió el infante a los más reputados maestros en las artes y ciencias ligadas a la navegación. Parece claro que Sagres no era una ‘escuela' en el sentido moderno de la palabra. Probablemente se trataba más bien de un centro de reunión en el que armadores, navegantes y hombres de ciencia intercambiaban experiencias y conocimientos a fin de mejorar los instrumentos, intercambiar información que pudiera ser incorporada a las cartas náuticas y diseñar navíos capaces de enfrentar la aventura de la navegación atlántica.

Lámina incluida en el Atlas Miller en la que se representa el mar de China. Obra realizada en 1519.- Este atlas está compuesto por ocho mapas y es obra de tres cartógrafos, Pedro y Jorge Reinel y Lopo Homem, y de un miniaturista conocido como Antonio de Holanda. Es un atlas preciosista con una gran riqueza decorativa que refleja paso a paso las conquistas de portuguesas a lo largo y ancho del mundo.
Para los príncipes, comerciantes y navegantes portugueses, el gran acicate comercial en los inicios de la Edad Moderna fue el oro. Nunca antes este metal había sido tan vital para la forma de vida de los estados europeos pues era el único bien cuyo valor era equiparable en occidente y en los reinos del lejano oriente, por lo que la mayoría de los negocios comerciales se transaban en oro. Más que lujo era necesidad. De su abundancia en el interior profundo de África había quedado ya constancia en mapas del siglo anterior y no dejaban de llegar noticias a las cortes europeas. En la primera mitad del siglo XV, los viajes de exploración portugueses en África se centraron en éste objetivo primordial de conseguir oro sin renunciar a traficar con otras mercaderías, pero supeditándolas siempre a su intención principal.

En 1415 los portugueses ya tenían asentamientos estables en las Azores y en Madeira. En 1434 se animaron a doblar el Cabo Bojador y en 1444 alcanzaron las bocas del Senegal, descubrieron las islas de Cabo Verde y llegaron hasta el Golfo de Guinea, adentrándose en el Imperio del Malí, el más rico y poderoso que jamás haya existido en el África negra. El negocio cubrió todas las expectativas. El Malí controlaba el monopolio del oro sudanés proporcionando la mitad de todo el oro que circulaba en el viejo mundo, por esta razón recibió de los portugueses el nombre de "La Mina de Oro". En la costa establecieron el enclave fortificado de Sao Jorge da Mina, o Castello da Mina, desde donde se canalizó el tráfico de productos africanos hacia Lisboa.
Aún hubo algunos altercados menores con Castilla por el dominio en el Atlántico que se resolvieron cuando tras la guerra de sucesión castellana de 1474 entre los partidarios de la infanta Isabel de castilla y los de Juana la Beltraneja ,entre los que se encontraba el rey de Portugal, se firmó el tratado de Alcaçovas, en el que se confirmaba a Isabel como reina de Castilla pero ratificando para Portugal el derecho al monopolio comercial al sur del cabo Bojador, con lo cual se cerraba el paso a cualquier intento de expansión africana de Castilla más allá de las Islas Canarias.
Castilla terminó la unificación territorial de España y se lanzó luego a la aventura transoceánica. Como sabemos, la expedición castellana comandada por Don Cristóbal Colón, partió hacia Occidente con la intención de llegar a Oriente y por el camino tropezó con América. A partir de ahí la expansión territorial de ambos reinos se realizó en buena avenencia y en 1494 se firmó el tratado de Tordesillas para delimitar, a 360 leguas al O de Cabo Verde, las esferas de acción castellana y lusa.
Portulano del atlas de Joao Freire, 1546, lámina del golfo de Guinea.
"Esta mina de oro gran riqueza y honra ha producido a los reyes de Portugal, y de allí cada día procede mucho provecho a todo el reino. Estas riquezas no se deben a que ellos sean señores de la producción del oro, ni señores de la tierra donde se coge; sino que lo obtienen por comercio, en una fortaleza que allá en la costa tienen, (...), y adonde los negros de todas aquellas comarcas, (...), se lo traen a vender y a cambiar por las cosas que de aquí les llevan de cobre, latón, peltre, ropas y otras muchas cosas, bisutería que no son de mucho provecho o valor, y conchas de Canaria que los negros tienen en gran estima y precio".
Portugal siguió avanzando hacia el Sur. Junto a ingentes cantidades de oro, trajeron los portugueses de aquellas tierras otras mercancías que causaron furor en Europa: pimienta africana, azúcar, algodón, marfil, pescado y, sobre todo, gran número de esclavos.
En 1480 llegaban a Angola y en 1488 Bartolomé Dias alcanzó y dobló el Cabo de Buena Esperanza. Siguieron estableciendo factorías a lo largo de la costa africana del océano Índico y al fin, el 20 de mayo de 1498, llegaron a Calicut, abriendo la ruta de las Indias para la corona portuguesa.

El portulano atlántico de Bastian Lopes realizado en 1558, representando la línea costera de Europa, África y América. Este mapa es un destacado exponente del estilo cartográfico portugués y una de las más interesantes joyas de la cartografía mundial.


ASTROLABIO:
Durante los siglos XVI hasta el XVIII el astrolabio fue utilizado como el principal instrumento de navegación hasta la invención del sextante.
Los astrolabios eran usados para saber la hora y podían usarse también para determinar la latitud a partir de la posición de las estrellas. Los marineros musulmanes a menudo los usaban también para calcular el horario de oración y encontrar la dirección hacia la Meca.
El astrolabio se basa en la proyección estereográfica de la esfera. En su forma original requería una placa de coordenadas de horizonte distinta para cada latitud, pero en el siglo 11 el astrónomo Azarquiel, en al-Andalus, inventó una placa única que servía para todas las latitudes. La obra maestra de la técnica de fabricación de astrolabios fue la del sirio ibn al-Shatir, una herramienta matemática que podía ser usada para resolver todos los problemas comunes de astronomía esférica de cinco formas diferentes.



ALEJANDRO MAIDANA-maximiliano frey

Instituciones para la Conquista + España en el siglo XV

Instituciones para la conquista + España en el siglo XV
España en el siglo X IV acaba de terminar hacia unas cuantas décadas de la guerra reconquista, expulsando del sur de la península el último que reducto moro y consumando de esa manera su unidad política Se inició por ese tiempo el esplendor colonial de España, Carlos V ocuparía el trono en la primera mitad del siglo.
"La corona trataba de alcanzar un posible en el siglo XVI. Como gobernantes España los reyes buscaban dominio imperial, prestigio e ingresos. Las menos palabras buscaban la conquista y sus frutos que ésta acarrea con la guerra que consiguientemente envuelve. Mientras que como cabezas de la iglesia en América, se proponían urgentemente acometer la gran empresa regalar indios a la fe lo cual requería la paz..."
"La tragedia para el aborigen comenzaba tan pronto como cualesquiera de estos dos propósitos se pusiesen ejecución, porque como necesidad previa implicaba derrocar tanto la jerarquía de los valores indios, como interrumpir el desarrollo de sus culturas respectivas…".Estas palabras nos ayudan a comprender, que el hecho conquista, produjo modificaciones políticas, económicas, religiosas, sociales y culturales, que afectaron en algunas ocasiones a los dos pueblos, conquistador y conquistado, en otras solamente a uno de ellos.
En el aspecto político, los conquistadores luchaban por su rey al que consideraban como un señor universal, queriendo hacer una especie de sacro imperio occidental. Con el hecho de la conquista quedaron anexados a la corona española la multitud de los aborígenes nuestra patria, pasando a integrar el imperio español se inició a principios de ese siglo.
Tanto los aztecas, como todos los pueblos establecidos en nuestro suelo, perdieron su libertad y pasaron a la categoría de pueblos dominados, quedó roto su organización política el proceso de desarrollo de las culturas prehispánicas.
Se introdujeron las instituciones de carácter europeo, sobretodo en el aspecto político social, pues nuestra actual organización gubernamental y nuestras estructuras sociales son propias de los países occidentales, ya que en este respecto a los sistemas indígenas han casi desaparecido.
La conquista se había hecho con los capitales particulares de los conquistadores, éstos habían arriesgado su fortuna, y no satisfechos por botín y rescate que se repartirá después de la caída de la capital tenochca, que harían recuperarse de las pérdidas sufridas y por ésa causa establecieron el tributo el que exigían de preferencia en el tan deseado oro.
A raíz de la conquista, comenzó a verificarse una transformación cultural en México. Este hecho iba a comprender la introducción de una lengua de origen latino, la española, y aunque el propósito expreso no fue al principio la enseñanza de esta, a recorrer tiempo y por la convivencia de ambos pueblos, el español y el indígena, éstos acabaron por aprender el idioma del conquistador.

Instituciones para la conquista + España en el siglo XV

España en el siglo X IV acaba de terminar hacia unas cuantas décadas de la guerra reconquista, expulsando del sur de la península el último que reducto moro y consumando de esa manera su unidad política Se inició por ese tiempo el esplendor colonial de España, Carlos V ocuparía el trono en la primera mitad del siglo.
"La corona trataba de alcanzar un posible en el siglo XVI. Como gobernantes España los reyes buscaban dominio imperial, prestigio e ingresos. Las menos palabras buscaban la conquista y sus frutos que ésta acarrea con la guerra que consiguientemente envuelve. Mientras que como cabezas de la iglesia en América, se proponían urgentemente acometer la gran empresa regalar indios a la fe lo cual requería la paz..."
"La tragedia para el aborigen comenzaba tan pronto como cualesquiera de estos dos propósitos se pusiesen ejecución, porque como necesidad previa implicaba derrocar tanto la jerarquía de los valores indios, como interrumpir el desarrollo de sus culturas respectivas…".Estas palabras nos ayudan a comprender, que el hecho conquista, produjo modificaciones políticas, económicas, religiosas, sociales y culturales, que afectaron en algunas ocasiones a los dos pueblos, conquistador y conquistado, en otras solamente a uno de ellos.
En el aspecto político, los conquistadores luchaban por su rey al que consideraban como un señor universal, queriendo hacer una especie de sacro imperio occidental. Con el hecho de la conquista quedaron anexados a la corona española la multitud de los aborígenes nuestra patria, pasando a integrar el imperio español se inició a principios de ese siglo.
Tanto los aztecas, como todos los pueblos establecidos en nuestro suelo, perdieron su libertad y pasaron a la categoría de pueblos dominados, quedó roto su organización política el proceso de desarrollo de las culturas prehispánicas.
Se introdujeron las instituciones de carácter europeo, sobretodo en el aspecto político social, pues nuestra actual organización gubernamental y nuestras estructuras sociales son propias de los países occidentales, ya que en este respecto a los sistemas indígenas han casi desaparecido.
La conquista se había hecho con los capitales particulares de los conquistadores, éstos habían arriesgado su fortuna, y no satisfechos por botín y rescate que se repartirá después de la caída de la capital tenochca, que harían recuperarse de las pérdidas sufridas y por ésa causa establecieron el tributo el que exigían de preferencia en el tan deseado oro.
A raíz de la conquista, comenzó a verificarse una transformación cultural en México. Este hecho iba a comprender la introducción de una lengua de origen latino, la española, y aunque el propósito expreso no fue al principio la enseñanza de esta, a recorrer tiempo y por la convivencia de ambos pueblos, el español y el indígena, éstos acabaron por aprender el idioma del conquistador.

Comentario:
Sin querer denigrar en lo más mínimo las culturas prehispánicas, debemos reconocer que carecían de ciertos adelantos técnicos que aliviaban el trabajo del hombre.
Con la conquista se introdujeron los adelantos, cuyo resultado fue un gran desarrollo más rápido en el pueblo indígena. Se trajeron a México plantas nuevas, animales de carga, se introdujo el arado y la aplicación de la rueda, todo esto mejoró y enriqueció la ganadería y la agricultura de nuestro país.
Pasaron también a esas tierras las costumbres de la península con pero sin excluir aquellas propicias del indígena, que no lo perjudicaran personal o socialmente.

Norma Sanchez

economia española en el siglo 15

Juan Vigo, Abigail Avalos
4º 3º
La economía española en los siglos XIV y XV
Artículo de la Enciclopedia Libre Universal en Español.
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El ciclo secular de la economía de las coronas de Aragón y de Castilla tiene una fase creciente y otra decreciente. La fase creciente en Aragón es el siglo XIV, y en Castilla el siglo XV, la fase decreciente en Aragón es el siglo XV y en Castilla el siglo XIV. Portugal tiene el mismo ciclo que Castilla y Navarra tiene el de Aragón.
Índice
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1 Ganadería
2 La agricultura
3 Industria
4 El transporte
5 Artículos relacionados
5.1 Referencias
Ganadería
La ganadería en España está dominada por el tipo de explotación extensiva. La organización más representativa es la Mesta, que practica la trashumancia entre el norte y el sur de la península.
También en la Corona de Aragón surgieron asociaciones pastoriles o mestas, pero de mucha menor importancia política y económica. Estas asociaciones practicaban la transterminancia más que la trashumancia.
La Mesta fue acumulando privilegios a lo largo de los siglos, pero el periodo de máxima expansión fue el reinado de los Reyes Católicos, ya que en esta etapa la seguridad aumentó gracias al fin de la Reconquista y a la creación de la Santa Hermandad. Además, la Mesta siempre fue mimada por los reyes, ya que era una fuente muy importante de ingresos y un instrumento para homogeneizar el régimen agrario del reino. La Mesta dominó la producción agrícola hasta el siglo XVI, en que empezaron los problemas serios con los agricultores ante la disyuntiva de roturar nuevas tierras o conservarlas para pasto del ganado. Además de los numerosos privilegios, funcionó muy bien la solidaridad mesteña, y si en algún sitio eran maltratados no pasaban por allí, y los campesinos no podían alquilar sus tierras a los pastores.
La agricultura
La agricultura de los siglos XIV y XV era fundamentalmente la misma que la de la época romana. Durante la Edad Media no se han producido cambios tecnológicos de importancia en este campo. El utillaje era muy elemental: arado romano tirado por bueyes, hoz, guadañas, etc., generalmente de madera y hierro; y hechos en la misma aldea. Sin embargo, sí se difunde el molino hidráulico y el de viento, según zonas, y algunas de las invenciones árabes.
El sistema de cultivos, predominante, es extensivo de secano. Se cultiva, principalmente, cereal, en sistema de barbecho. En las zonas de mayor población musulmana, o de origen musulmán, se cultivaba de manera intensiva y con regadío las huertas de frutas y hortalizas.
Las tierras se dividían en hojas que se disponían alrededor del pueblo y que se iban cultivando alternativamente. Las más cercanas eran las huertas de frutas y hortalizas, que frecuentemente eran regadas, incluso con aguas negras. Luego estaban los cultivos de secano, cereales, y más allá los pastos, comunales, dehesas boyales y las suertes. Y por último el bosque, que tenía una importancia fundamental en la economía rural de la Edad Media. El ganado de gran tamaño, escaso, pastaba en las dehesas boyales y en los campos que se dejaban en barbecho.
Los cambios que se observarán en este sistema en la Edad Moderna se harán en el sistema de cultivos. Pero la distribución de las parcelas y las explotaciones no cambiarán hasta que en 1950 se comience la concentración parcelaria.
Si durante los siglos anteriores había habido una tendencia a la disgregación de la propiedad, en el siglo XIV comienza la tendencia a la concentración, sobre todo en manos eclesiásticas y en el mayorazgo. La concentración de la propiedad generaliza los métodos de explotación indirectos. Los principales tipos de contrato eran: el prestimonio, en el que el dueño retenía el dominio, pero entregaba a un campesino el usufructo de manera vitalicia, quedando sometido a una relación feudal. Los censos enfitéuticos y foros, contratos de larga duración (a veces indefinida) en la que el dueño retenía el dominio directo y el campesino el dominio útil, a cambio de un canon y una cantidad en caso de transmisión hereditaria. En Aragón se generaliza la aparcería, en la que el dueño y el campesino son propietarios, a porcentaje, de la explotación y tiene participación en los beneficios. Este tipo de contrato derivaría en la rabassa morta en Cataluña. Pero el tipo de contrato más común fue el arrendamiento.
Había, también, fórmulas de explotación estrictamente familiares, que producían la mayoría los productos que necesitaban, son: el casal gallego, la casería asturiana, el solar montañés, la casería vasca, la masía catalana y la heredad castellana.
Los campesinos estaban obligados a realizar trabajos comunales en favor del señor feudal o las órdenes monásticas, son los trabajos de sernas, labores y obrerizas. Aunque entre los señores feudales era más habitual el empleo de trabajo asalariado. Para atender las explotaciones orientadas al mercado contrataban jornaleros. Los salarios, a veces, eran pagados en excusa o pasto gratuito. Sin embargo en los lugares de mayor tradición feudal, como Cataluña se generalizaron los malos usos feudales, que el señor imponía a los campesinos en virtud de sus derechos de posesión.
La agricultura de la Edad Media era, básicamente, de subsistencia y su producción dependía de la disponibilidad de fuerza de trabajo. La escasez de mano de obra provocaba crisis de subsistencia como la producida tras la peste negra de 1349-1350.
Industria
En general, la política industrial de los reinos peninsulares de los siglos XIV y XV es proteccionista. Pero también depende de la coyuntura económica. La conclusión de la Reconquista significó el fin de los beneficios de guerra y de las parias.
El siglo XIV conoce el auge económico e industrial de Aragón, en Cataluña. Continuamente se pide, desde la burguesía barcelonesa, el fin de los conflictos con Castilla, para poder comerciar libremente. En Barcelona se empiezan a elaborar paños de lana en grandes compañías, y su mercado natural es Castilla. Siempre hubo dos tendencias en la ubicación de la fábrica: la localización urbana al amparo de los gremios, y la rural en busca de las fuentes de energía y un menor control de la calidad. La política seguida por los reyes era proteccionista, con la prohibición de importaciones y con exenciones fiscales. La burguesía mercantil barcelonesa estaba dominada por los señores del drap que controlaban los cargos municipales. La industria textil catalana se caracterizaba por tener una pañería de imitación. Imitaban a los paños flamencos y genoveses con una calidad media y alta, lo que les llevó a poner en sus productos la «B» de Barcelona para identificarlos. Los gremios textiles estaban privilegiados, y pedían el libre cambio con el exterior.
Sin embargo, se generalizan las prácticas proteccionistas en toda Europa, así como la estandarización de los productos. Esto termina con la industria textil urbana, en favor de la rural, lo que implica un rápido declive.
La guerra civil por la sucesión de Juan II, entre 1462 y 1472, supone la ruina de la industria; pero todo el siglo XV es para Aragón un periodo de crisis. Caen en crisis las industrias rurales, y los productos extranjeros invaden los mercados aragoneses.
El siglo XIV es para Castilla un siglo de crisis, caracterizado por la autarquía, sobre todo textil. Sin embargo, se empieza a exportar lana en bruto. La industria textil en Castilla es principalmente rural y de baja calidad. Se importan paños de calidades media y de lujo, pero también de baja calidad. Para evitar la avalancha de productos extranjeros, las Cortes de Madrid de 1419 solicitan la prohibición de importaciones, lo que permite un cierto auge de la industria. Pero las calidades de los paños castellanos son ínfimas y bajas. Las Ordenanzas Generales de 1494 pretenden mejorar la calidad de los paños regulando su producción. Pero había grandes dificultades para aplicarlas, ya que la mayor parte de la industria textil era rural, sobre todo en el norte. No así en el sur donde era más urbana y de mejor calidad.
Pero la gran estrella de la industria castellana era la siderurgia vasca, de gran calidad, que es exportaba a toda Europa.
Durante el siglo XV la industria Aragonesa entra en declive, mientras que la castellana conoce un auge sin precedentes.
[El transporte
En la Edad Media el transporte y las comunicaciones son deficientes, a pesar del relativo auge que experimenta el comercio. Gracias a la diversidad ecológica de la península son muchos los productos de intercambio. Los caminos no son seguros, y están en mal estado. El relieve y el clima de la península dificultan la conservación de los caminos; que es responsabilidad del municipio y a la que están obligados todos los vecinos por medio de las sextaferias. Básicamente, la red de caminos y vías pecuarias es la misma que la de la época romana; con las mejoras introducidas por los árabes y a las que se añaden la red de cañadas, cordales y veredas que utiliza la trashumancia. Los más importantes, por su carácter internacional, son: el camino de Santiago, la vía de la Plata y la vía Hercúlea. Hay muchos caminos de herradura y muy pocas carreteras (un tercio). La red es más densa en el centro castellano, en torno a Burgos, Astorga, Zamora, Toledo, etc. Los dos grandes centros de la red son Toledo y Medina del Campo. Abundan los impuestos de paso, que dificultan el transporte de mercancías. Además, en algunas zonas, como en Cataluña, las personas están vinculadas a la tierra y no pueden viajar. Por otro lado, siempre fue un problema el paso de los numerosos ríos, que en la época se solucionaba mediante barqueros y la reparación de puentes romanos o árabes. Se construyen muy pocos puentes. El paso de los ríos en barcas encarece mucho los viajes.
Los Reyes Católicos palian esta situación con la creación, en 1476, de la Santa Hermandad (o Hermandad General) y la construcción de una red de postas, ventas y nuevas poblaciones. También crearon la Real Cabaña de Carreteros, para privilegiar a los transportistas.
Los transportistas son arrieros y carreteros, cada uno especializado en un tipo de transporte. El caballo es el transporte rápido, y el buey y la mula el animal de tiro de las carretas. Se transportan mercancías de poco peso y alto valor añadido. Frecuentemente, el mercader y el transportista son la misma persona, y viaja en caravana como buhonero. El transporte está organizado de manera regional: hay circuitos locales, regionales y extrarregionales. El comercio internacional está copado por el transporte marítimo.
Los arrieros transportan mercancías de poco peso y alto valor. Los grandes volúmenes son portados por transportistas ocasionales, gente de un pueblo que ejerce esa función durante una parte de año para poner los productos de la aldea en el mercado, mientras que el resto del año se dedican a la agricultura. Había transportistas profesionales que pertenecían a determinadas etnias, como los arrieros maragatos, los cabañiles del sureste, o los moriscos.
La navegación marítima se desarrolla extraordinariamente a partir del siglo XIV, gracias al control aragonés del Mediterráneo y el fin de la piratería musulmana. Se comienza a utilizar la brújula, y los barcos de vela aumentan su capacidad. Además, aparece en los barcos el timón. La navegación está protegida gracias a las hermandades de mareantes, a las cofradías y a los consulados del mar, compuestos por mercaderes.
Existe una red de ferias y mercados itinerantes alrededor del camino de Santiago. Las ferias y mercados son privilegio de algunas ciudades y están organizadas para que no coincidan ferias próximas, en el tiempo. También hay dos circuitos de carreteros, uno al norte y otro al sur del Tajo, que invernan el Toledo y circulan de abril a noviembre. Los mercados eran una importante fuente de recaudación de impuestos. En primavera están en el camino de Santiago, en verano se desplazan al interior de la península, a la frontera o a la costa, y en septiembre vuelven al camino de Santiago. La autoridad local garantizaba la seguridad de las transacciones mediante el zabazoque, en Castilla (el azoque, en Aragón). También hay ferias fijas, vinculadas a los talleres de artesanía, como las de León, Burgos, Barcelona, Toledo o Córdoba. Son muy importantes las ferias internacionales, entre las que destaca la de Medina del Campo, donde se inventa la letra de cambio en el siglo XV.

Condiciones sociales de la españa del siglo XV y XVI

El Lazarillo de TormesEl protagonista nació pobre en un pueblito español del siglo XVI y pasó su adolescencia y juventud trabajando como criado de amos incultos y pobres, para luego, ya de adulto, terminar como modesto pregonero en las calles de Toledo.Todos veían en Lazarillo el reflejo vivo de una parte viva de las costumbres de la sociedad ibérica de la primera mitad del siglo XVIAnálisis en el Contexto
· Social: La obra nos da a entender el descuido social de aquellas épocas y el desconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana dentro de la sociedad.
· Económico: Pues esta obra se desarrolla en un tiempo donde el hambre y la pobreza económica es el reflejo de todo lo sucedido en aquel tiempo, pues la economía sin desarrollo fue el causante de todo lo escrito en la obra.
· Cultural: Además de ser muy buena la obra, nos narra como era ese tiempo y nos da una idea que las personas eran muy pobres en conocimiento, pues también podemos apreciar las costumbres de la sociedad ibérica de la primera mitad del siglo XVI. una critica social de acuerdo con el contexto de la época, mostrando por medio de la vida de Lázaro Tormes la búsqueda de supervivencia en un mundo adverso y cuya principal contrariedad es el hambre, presentándose así una posición sarcástica e irreverente que enjuicia las injusticias y contradicciones que se presentan en la sociedad española en la que se desarrolla la producción novelesca. Las duras criticas que realiza el autor se basan en los amos por los que tiene que pasar Lázaro, por medio de ellos deja ver el egoísmo y desigualdad, en lo cual hace énfasis el autor para poder realizar efectivo su interés de denuncia social.
El texto en mención nos muestra la mezquindad y avaricia en la que se vivía a través del primer amo de Lázaro, un ciego, que lo sometía a soportar hambre. El ciego representa la malicia, la astucia, la falsedad y avaricia, de mostrándose esto ya que no es capaz de actuar con benevolencia frente a Lázaro, constituyéndose en un primer aspecto de la denuncia que se quiere hacer, la avaricia al ciego, no lo conllevo a nada, sino a seguir siendo falso, hipócrita y vil mendigo embustero. Este podría ser un modo de mostrar el atraso de la época, porque quizás en ella se encontraban muchos ciegos que hacían sumir a la sociedad en una sociedad falsaria, que se aprovechaba de otros como el lo hacia con Lázaro.
Puse esto porque me pareció que este libro se demuestra bien la diferencia de clases sociales Durante los siglos XIV y XV la población española aumentó gracias a la coyuntura económica favorable. Aunque hubo épocas, y en ciertas zonas, en las que la población disminuyó, como a causa la peste negra de 1349, la expulsión de los judíos en 1492 o la conversión forzosa de los moriscos en 1502.
Había dos clases privilegiadas, la nobleza y el clero. La nobleza continuó aumentando, aunque no con señoríos territoriales, como durante la Reconquista, sino con señoríos jurisdiccionales, que permiten ejercer al señor, ciertas funciones públicas, pero no tenía la posesión de la tierra. La nueva nobleza, que aparecen con los Trastamara, forma la Curia Regia: los grandes de España, y constituyen la cúpula de la sociedad. Por debajo están los infanzones, caballeros e hidalgos, con un menor poder económico, pero con honra y privilegiados. Mientras dura la Reconquista hay una fuerte tendencia a la señorialización de la nobleza; pero con el fin de aquella, y el proceso de creación de una monarquía autoritaria, la nobleza se vuelve más cortesana. Los grandes de España se convierten en una oligarquía dentro de la aristocracia. Los privilegios de la nobleza se manifiestan, ante todo, por tener una jurisdicción propia, con sus jueces y ser perceptores de impuestos.
El clero disfrutaba de similares privilegios, con una jurisdicción diferente. Eran perceptores de impuestos, y estuvieron exentos de las tasas. Pero también entre ellos hay diferencias sustanciales de rentas. No era lo mismo un párroco de aldea que el obispo de Toledo, o pertenecer a una de las órdenes religiosas. Las órdenes religiosas tienen tintes señoriales, ejerciendo su jurisdicción en sus propiedades. Son órdenes rurales, aún no han aparecido las órdenes urbanas ni mendicantes.
La mayoría de la población pertenecía a las clases no privilegiadas, es decir, que estaban sometidas a la legislación común y pagaban impuestos, aunque dentro de ellos había asociaciones privilegiadas, como la Mesta, o los ciudadanos honrados de las diversas ciudades. La mayoría de la población era campesina, y la que más tributos pagaba. Abundaron entre ellos los pequeños propietarios libres, los ingenui, que debían prestar vasallaje. Algunas poblaciones eran de behetría, y podían elegir como señor a quien quisieran (aunque durante la Baja Edad Media tiende a desnaturalizarse). También estaban los mansos, que estaban sujetos a la tierra y eran vendibles con ella. En los mansos, principalmente catalanes, se generalizarán los malos usos, lo que creará problemas sociales. Sólo tras el decreto de libertad de 1480, de los Reyes Católicos, los campesinos de Castilla se ven libres para vender sus tierras y desplazarse a su antojo. En Aragón no se resolverá hasta la Sentencia Arbitral de Guadalupe en 1486, con la que se pone fin a la guerra de Remensa. Esta medida implica una progresiva independencia de los hombres con la tierra. En el mundo rural abundan los jornaleros, sobre todo en el sur.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Instituciones de la conquista

España Siglo XV-Instituciones de la conquista
Alumnos:Mario Portillo – Ivan Perrone

Las instituciones españolas del Antiguo Régimen fueron la superestructura que, con algunas innovaciones, pero sobre todo mediante la adaptación y transformación de las instituciones y prácticas políticas, sociales y económicas preexistentes en los distintos reinos cristianos de la Península Ibérica en la Baja Edad Media, presidió el periodo histórico que coincide a grandes rasgos con la Edad Moderna: desde los Reyes Católicos hasta la Revolución liberal (del último tercio del siglo XV al primero del siglo XIX) y que se caracterizó por los rasgos propios del Antiguo Régimen en Europa occidental: una monarquía fuerte (autoritaria o absoluta), una sociedad estamental y una economía en transición del feudalismo al capitalismo.
Son características del Antiguo Régimen la dispersión, la multiplicidad e incluso la colisión institucional, lo que hace muy complejo el estudio de la historia de las instituciones. La misma existencia de la unidad institucional de España es un asunto problemático. En este periodo histórico hubo instituciones unitarias: destacadamente, y trascendentales en la percepción exterior de la Monarquía Hispánica, la persona del rey y su poder militar; hacia el interior, la Inquisición. Otras fueron comunes, como las propias de la sociedad estamental: nobleza, clero y corporaciones de muy distinto tipo se organizaban de una manera no muy diferente en cada reino. Un monasterio cisterciense catalán (Poblet) era intercambiable por otro castellano (Santa María de Huerta); un ganadero mesteño, por otro de la Casa de Zaragoza; la aristocracia se fusionó en una red de alianzas familiares. Pero otras fueron marcadamente diferenciadas: las Cortes o la Hacienda en los reinos de la Corona de Aragón no tuvieron nada que ver con las de Castilla y León. Incluso con la imposición del absolutismo borbónico, que redujo esas diferencias, las provincias vascas y Navarra mantuvieron sus fueros. El Estado y la nación se van forjando, en gran medida como consecuencia de cómo las instituciones respondieron a la dinámica económica y social, pero no acabarán de presentarse en su aspecto contemporáneo hasta que no terminó el Antiguo Régimen